viernes, 3 de septiembre de 2010

Sino la luna




El otro continuaba hablando de sus proezas, de sus certezas, de sus... Y no era que ella sino que esa luna, sino que su reflejo, sino que el agua y el cosmos y sino que ante belleza semejante no tuvo más remedio que reconocerse gitana y perderse en aquel cauce palpitante y nombrador sin más peso que el de su libertad.



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