domingo, 5 de septiembre de 2010

Edén de un caminante

Llevó su copa a la boca y de repente reconoció esa intensa lluvia de cosmos luminoso y cálido. Entre vasos y botellas como espejos, abrazados por el negro terciopelo y encendidos, la amistad les derramó sus bendiciones en aquel perfecto Edén de aquel hombre sensible.

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